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Neuquén (Argentina) - Una japonesa preocupa a los productores de frutas finas de la región. Se trata de la nueva plaga Drosophila Suzukii –llamada también mosca del vinagre de alas manchadas–, que afecta las plantaciones de frutillas, frambuesas, cerezas, arándanos, mora y se puede extender a frutales de carozo, vid e incluso pepita. Mariano Bondoni, director de Sanidad Vegetal, de la subsecretaría de Producción de la provincia, explicó que se trata de moscas que tiene un comportamiento muy parecido a la mosca de los frutos que se combate hace años en la zona. “La diferencia es que tiene la capacidad de poner huevos adentro de las frutas y cuando la larva nace empieza a comerse el fruto y lo pudre”, dijo.
La mosca, realizó un largo camino para entrar al país. En el 2008 ingresó en España, de allí a Estados Unidos y después México. De ahí pasó a Brasil y entró a la provincia de Entre Ríos. En el 2014 Liliana Cichón, especialista en control de plagas del INTA la identificó en Valle Medio y el año pasado la encontraron en Plottier, China Muerta y Senillosa. “El problema es que pone los huevos en el momento antes de la cosecha, cuando el fruto está rojo y duro. El productor arma las bandejas, las vende y a los dos días está todo podrido”, explicó Bondoni. Aseguraron que genera pérdida de fruta en el campo y es un problema comercial, porque el productor pierde compradores. En pera y manzana, como se cosecha muy verde y dura, tal vez no lo afecte tanto.
A nivel mundial no es plaga cuarentenaria para ningún país porque donde llegó se instaló. Ante este panorama el Ministerio de Producción a través del Centro Pyme y la subsecretaría, el miércoles dictaron una charla informativa. “Asistieron muchos productores. El sector está preocupado realmente. Se sabe poco de la plaga y acá la encontramos el año pasado de manera muy fuerte”, dijo Bondoni. Lo que proponen es que los productores no dejen frutas en la planta, ni en el piso después de la cosecha. Senasa puso trampeo en todas las zonas. En la cordillera hasta la temporada pasada no se detectó. “Para controlarlo debe haber una acción conjunta. No se pueden dejar frutos en el campo después de la cosecha. Recomendamos que se pongan entre 200 y 300 trampas caseras, hechas con botellas con vinagre”, dijo Mariano Bondoni. Los estudios científicos recién inician y habrá que esperar para saber más acerca del control. El INTA comenzó a trabajar y la Universidad del Comahue va a presentar un proyecto de investigación.
Fuente: http://www.rionegro.com.ar
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